Nos la proporcionó
El Tío Federico
No es paciente, es familia. Se hace en su casa con mucha habitualidad, sobre todo en verano. Tiene una finca en la Roda de Andalucía que es tierra típica de este plato. De él hemos heredado esta receta distintos miembros de la familia
Ingredientes
Aceite
Agua
Ajo
Atún en aceite (opcional)
Huevo duro (opcional)
Jamón serrano (opcional)
Naranja (opcional)
Pan
Tomates
Sal
Vinagre
Elaboración
Siempre es importante en cocina contar con buenos ingredientes por modestos que estos sean, unos buenos tomates bien maduros y muy rojos, son los que aportan color a este plato. Esta receta cuenta con una fuerte identidad andaluza que merece un buen aceite de oliva virgen extra. Si no nos gusta demasiado el ajo podemos reducir la cantidad o incluso eliminarlo, pero “ojo”, el resultado no será el mismo. Un truco efectivo para que el ajo no resulte indigesto (no repita), es eliminar la parte verde central, una especie de brote interior
Primero se debe remojar (no sumergir) sino sólo poner un instante debajo del grifo y luego estrujar el pan (le gusta el de hogaza pero vale cualquiera y por supuesto también el que nos quedo duro del día anterior) cortado en rodajas gruesas
Se pone en el vaso de la batidora el pan con los tomates sin piel cortados por la mitad, la sal gorda, un par (no más) de ajos pelados, el aceite y el chorreoncito de vinagre de Jerez (la sal y el vinagre son importantes porque actúan como potenciadores de sabor). Trituramos todo con la finura que cada uno prefiera
Se pasa a un cuenco o fuente y se deja enfriar en la nevera un buen rato (de un día para otro está fenomenal)
Se sirve decorado con jamón serrano en taquitos muy pequeños y huevo duro picado. Nos anima a preparar la porra en cualquier época, aunque en verano es cuando más se disfruta de ella y además nos aporta un montón de vitaminas (… y calorías)
El secreto del plato es, sin duda, servirlo muy fresquito, ya una porra que no esté fría es cualquier cosa...
Las posibilidades de maridaje, entendidas aquí como otros ingredientes a incluir en el interior de la porra, son infinitas; en mi familia se toma con trocitos de naranja pelados y atún (verdaderamente exquisito ya que la naranja le aporta, si cabe, más frescor y rebaja la posible acidez del aceite o el tomate), pero también la he probado muy satisfactoriamente con boquerones, patatas o huevos (todos fritos)
Consejos y Curiosidades
El pro y el contra de la porra se resume en un duelo refranero, en el que contendieron marido y mujer de un matrimonio bien avenido. Se cuenta, en efecto, que una señora que fué a vivir a Antequera, donde se habituó a sus usos y costumbres, se sorprendió al principio con este plato redundante (ya que se servía con pan), por lo que censuró esta receta con un aforismo demoledor: «Pan con pan, comida de tontos»
Su marido, –antequerano de pro que solicitaba sus traslados de funcionario no por la importancia de las poblaciones, sino por el número de kilómetros que le acercaban a su amada tierra–, un tanto amoscado pero queriendo tener la fiesta en paz, le contestó: «Bueno, bueno, pero dame pan y dime tonto»
Pan con pan es, sí, la porra pero con su cosa y su aquel. No es de sorprender tampoco que en tierras cercanas sea el pan alimento fundamental, ni que este plato –en el que andan presentes la espiga y el olivo– haya sido sustento esencial de la población campesina, pasando a ser una joya de la cocina andaluza
Finalmente, comentar que en Andalucía podemos encontrar tantas variedades y formas de elaboración de las sopas frías -porras, salmorejos, gazpachos (gitanos, de melón, cortijeros, de pobres, de jeringuilla…), gazpachuelos, pipirranas, mazamorras, ajos blancos, alboronías, gurumelos, poleás, zoqués, etc...- como hogares hay
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