Tarta de Queso

domingo, 26 de diciembre de 2010

Nos la proporcionó
Un paciente de Granada. Es una persona sensible y nos dedica estas palabras tan amables ¡Gracias!: “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos" (El Principito. Antoine De Saint Exupéry). Nunca me sentí mejor tratado por nadie. Habéis sido personas muy importantes en los momentos más difíciles de mi vida. Muchas gracias”


Ingredientes
Azúcar
Harina de maíz
Huevos
Mantequilla
Mermelada (optativo)
Nata de montar
Queso de untar

Elaboración
Batimos 9 huevos y el azúcar (400 g) hasta que queda una mezcla espumosa y algo blanquecina. Introducimos en mismo bol los 600 g de crema de queso. Añadimos la nata líquida  (600 g), harina de maíz (20 g) y removemos hasta su completa disolución con una espátula de goma o una lengua de gato. La mezcla debe quedar homogénea y sin ningún grumo
Se vierte la mezcla en un molde previamente untado con mantequilla
Introducimos en el horno a 160º-180º durante 60 minutos. Colocamos un poco de papel de aluminio encima para que no se dore demasiado, así no se nos quemará
Cuando haya pasado ese tiempo apagamos el horno y dejamos que se enfríe dentro pero con la puerta entreabierta.  De esta forma conseguimos que todo el aire caliente que ha abombado ligeramente la tarta salga poco a poco sin cambios bruscos de temperatura que a veces ocasionan grietas
Metemos al frigo y dejamos enfriar en la nevera hasta el día siguiente
Echamos en un cazo la confitura o mermelada y 2 cucharadas de agua. Calentamos de manera suave hasta que se forme un sirope. Apartamos del fuego y en el mismo recipiente donde está la tarta de queso ya fría echamos el sirope de manera homogénea. Y otra vez a la nevera durante unas horas, debe estar muy fría para su degustación

Consejos y Curiosidades
Cuenta la historia que su origen data del año 776 a. C. en Grecia, donde formaba parte del menú que los deportistas ingirieron en los primeros Juegos Olímpicos de la historia (Aegimus, πλακουντοπουκόν σύγγραμμα). Los griegos serían pues los inventores de este delicioso postre de queso que además admite múltiples combinaciones para terminarlo, como mermelada, frutas, chocolate, sirope natural de fresa


Se ha convertido en uno de los postres favoritos de los americanos y de medio mundo. Fue William Lawrence de Chester (1872 New York) el que llevó este postre a su fama mundial. A él se le ocurrió una manera de hacer un queso más cremoso parecido al queso francés Neufchatel, seguro que os suena por el nombre con el que James Kraft lo comercializó en 1912: “Philadelphia”
Aunque la receta original es con crema de queso existen bastantes variantes que emplean requesón y limón para darle mayor textura y sabor mientras que otros utilizan huevos y yema de huevo para darle mayor consistencia

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